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Publicado el 13 de November del 2020
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Tomás Cassanelli fue parte de la detección de la primera señal de ráfaga de radio rápida en la Vía Láctea
Con tan sólo 31 años de edad, Tomás Cassanelli Espejo ostenta los títulos de licenciado en Física Aplicada e ingeniero civil industrial mención Mecánica, ambos de la Universidad de La Frontera, y un MSc Astronomía & Astrofísica que cursó en la Universidad de Bonn, Alemania.
Hoy, como estudiante del Doctorado en Astronomía & Astrofísica de la Universidad de Toronto, Canadá, Tomás no sólo sumará un nuevo grado, sino que también el logro de ser parte de un importante hito astrofísico: la detección de la primera señal de ráfaga de radio rápida en la Vía Láctea.
Descubiertas en el año 2007, las ráfagas de radio rápidas (en inglés Fast Radio Bursts) son un fenómeno astrofísico caracterizado por inusuales radio explosiones, cuyo origen, hasta hace un tiempo atrás, era un total misterio, porque la señal detectada el 28 de abril recién pasado, evidenciaría como fuente un magnetar, que es una variedad de estrella de neutrones con un campo magnético muy fuerte.
CHIME, en Canadá, fue el primer telescopio que, en un punto determinado del cielo, detectó esta ráfaga de radio rápida, dispositivo que es operado por un equipo conformado por investigadores y estudiantes de postgrado del Instituto Dunlap de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Toronto, del cual es parte Tomás Cassanelli, y de otras universidades.
“Ese día, al detectar esta señal que era muy fuerte, además de alertar a la comunidad científica, avisamos al telescopio ARO (Algonquin Radio Observatory), ubicado al norte de Ontario y con el cual también estamos trabajando… por lo que ahora tenemos los datos de esa señal en dos telescopios y esa es la información que nosotros analizamos”, explica el titulado UFRO.
Así bien, recalca que el éxito de este trabajo conjunto entre CHIME y ARO responde al comprometido esfuerzo de un grupo aproximado de 50 personas, entre académicos, investigadores y estudiantes de postgrado, siendo todos hoy día parte de este descubrimiento y cuyos pormenores ya fueron publicados en la prestigiosa revista científica Nature, a inicios del mes de noviembre.
Cabe destacar que ARO, a diferencia de CHIME, es un telescopio pequeño, que fue reconstruido hace unos años atrás por iniciativa de Tomás. “Cuando llegué a Ontario, ARO estaba fuera de servicio, pero en dos años lo reconstruimos y ahora está funcionando bien, de manera estable y siendo controlado de forma remota. Puedo decir que prácticamente soy el líder de este telescopio que no supera los 10 metros”.
Restando poco más de un año para finalizar su Doctorado, Tomás no duda en describir su estadía en Canadá como muy enriquecedora. “A pesar de que el nivel de estrés es alto, se puede manejar cuando uno está haciendo algo que realmente le gusta”, a lo que agrega “el camino para estudiar ciencia no es fácil, pero con constancia sí se puede alcanzar ese objetivo”.
Enlaces de interés:
Mayor información sobre la detección de la primera señal de ráfaga de radio rápida en la Vía Láctea: http://www.dunlap.utoronto.ca/detection-of-a-short-intense-radio-burst-in-milky-way-could-help-resolve-origins-of-mysterious-phenomenon-2/